NUÑO BELTRAN DE GUZMAN: El fundador de Guadalajara (México) que odiaba profundamente a Hernán Cortés

Nuño Beltrán de Guzmán nació en Guadalajara (España) en el año 1490. Podría ser definido como un conquistador descendiente de nobles hidalgos que dejó su aporte en la historia de España para bien o para mal ya que fue nombrado presidente de la Real Audiencia de Nueva España, aunque lamentablemente este cargo solo lo desarrolló durante un año debido a la crueldad con la que trató a los indígenas americanos.

Su avidez de riqueza le llevó a emprender una expedición en México a la que denominó “Conquista del Espíritu Santo de la Mejor España” y en ella saqueó y devastó ciudades, entre ellas Jalisco, Zacatecas, Nayarit y Michoacán.

Además fundo diversas poblaciones como San Miguel de Culiacán, Santiago de los Valles, Compostela y Guadalajara todas ellas en México, pero esto no le sirvió para evitar ser calificado por Fray Bartolomé de las Casas como “el gran tirano”.  

Su historia comenzó cuando este hijo de Hernán Beltrán, fue nombrado por los Reyes Católicos “alguacil de la Santa Inquisición”. Meses más tarde, ya en 1524, ante la negativa del obispo Diego Ramírez a volver de Roma, para hacerse cargo de la localidad guadalajareña de Pareja, los reyes católicos pensaron en Ñuño para encomendarle la tarea, aunque un año más tarde fue a vivir a la ciudad de Toledo, desde donde viajó a las Indias.

Cuando llegó a Veracruz, tomó cuantas medidas consideró necesarias, para limitar el enorme poder que allí tenía en ese momento Hernán Cortés, eso sí aporto a las nuevas tierras la presencia, por primera vez, de yegüas, inexistentes hasta ese momento, así como la construcción del primer faro de la localidad.

Se dedicó al comercio de esclavos con las Antillas creando cierto mal estar debido a una “subida de precios” coincidiendo con su llegada.

Cuando los reyes le encargan en 1528 presidir la Audiencia Real de la Nueva España, pensó que sería una buena excusa para reducir el poder de Hernán Cortés, por lo que  ordenó la detención de este, en nombre del rey, acusándole de la muerte de su esposa. Como consecuencia de ello Hernán Cortés tuvo que viajar a España para ser juzgado, pero Beltrán no consiguió sus pretensiones y lejos de castigar a Cortés con esta dura acusación, la Corona, consciente del odio procesado por Beltrán a Cortés, decidió nombrar a este último Capitán General de la Nueva España. Hecho que no gustó a Beltrán que decidió abandonar el cargo de Presidente de la Real Audiencia de Nueva España e iniciar un periplo de expediciones, buscaban enriquecer sus arcas.

Tras la segunda de estas expediciones fue procesado por el mal trato dado, no sólo a los indígenas, sino también a los españoles residentes en el lugar, además de ser acusado del cobro de tributos en territorios que pertenecían a Hernán Cortés. Cobros que realizó con una alta carga de violencia, llegando incluso a terminar con la vida del último Rey de Mochocán, Tagaxoan II.

Nuño Beltrán de Guzmán terminó volviendo a España, para acabar sus días en la localidad madrileña de Torrejón de Velasco, aunque dejó escrito en su testamento (hoy en manos del Centro de Estudios de Historia de México) su voluntad de ser enterrado en la ciudad de Guadalajara (España).

P. Moratilla


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