LOS OYENTES PREGUNTAN: Berlinesas, rosquillas manchegas y churros

Nos pregunta un oyente de Talavera, por el origen y la historia de las “rosquillas berlinesas”, pero nada tienen que ver con nuestra región y apenas con nuestro país.

Dice la RAE que una berlinesa es un bollo dulce de masa esponjosa que se fríe y se rellena generalmente con crema pastelera. Estos suelen tener forma de bola.

En España, estos bollos suelen tener forma alargada y se les llama “pepitos”, y si tienen forma de bola pero están rellenas de nata se les llama Bambas.

Se trata de un dulce originario de Graz (Austria), creado en el siglo XVII, donde es habitual verlos en los puestos callejeros sobre todo en época de carnaval y no cabe ninguna duda de que es considerado un dulce tradicional alemán, a pesar de haber nacido en Austria.

Cuentan que en 1756, un pastelero berlinés, se empeñó en servir al ejército de Federico II de Prusia, más conocido como Federico “El Grande”.

Para el pastelero no había sueño mayor que convertirse de un miembro de la artillería. A tal objeto se presentó en el cuartel para pasar los exámenes pertinentes, pero lamentablemente su precaria salud le hizo obtener un “no apto” para el servicio.

Sin embargo el rey había sido testigo de su tesón por conseguir el puesto de artillero, y por ello no quiso echar en saco roto todo su esfuerzo, por lo que lo convirtió en el panadero de la compañía.

Para agradecer el gesto, el pastelero berlinés, inventó los “berliner” y les dio forma de bola de cañón, pero aún había de enfrentarse a un nuevo reto. Este pastelero “cabezota” no tenía horno, así que en lugar de hornearlas, decidió freírlas en la sartén.

Hoy es habitual, en Alemania, gastar bromas con ellas y rellenarlas en lugar de con crea, con mostaza.

Aquí en nuestra tierra tenemos las rosquillas manchegas, que fueron introducidas por los árabes en el siglo X, aunque su forma era diferente, ya que parecían más bien buñuelos o pequeñas bolas, como las berlinesas.

Pronto se dieron cuenta que si las bolas se hacían grandes, quedaban sin freir en su interior, por lo que decidieron hacerles un agujero en el centro y convirtiéndose así en rosquillas.

Años más tarde, en lugar de hacer un agujero en el centro, decidieron hacer una especie de lazo, y así nacieron los churros.

P. Moratilla


Deja un comentario