RAFAEL MARTINEZ SANSEGUNDO, el joven baloncestista del «corazón roto»

Rafael Martínez Sansegundo nació en Molina de Aragón (Guadalajara) en 1964 y pronto destacó por su elevada estatura ya que con tan solo 14 años medía 2,04 metros.

Eran los tiempos en los equipos de baloncesto convocaban lo que se llamaba “operación de altura”, y en una de ellas, la de la temporada 79-80, fue seleccionado con tan solo 16 años por el equipo aragonés CAI Zaragoza.

En poco tiempo su nombre era bien conocido por los amantes del buen baloncesto hasta el punto de llamar la atención del seleccionador nacional, Antonio Díaz Miguel, que lo convocó para el preolímpico clasificatorio de los Ángeles de 1984. Ese mismo año jugó por primera vez en la Copa del Rey, donde su equipo resultó ganador.

Una vez demostradas sus cualidades formó parte de la selección nacional en los Juegos Olímpicos de Seúl en 1988.

A su vuelta comenzó a encontrarse mal. En principio parecía una pericarditis, un problema sin mucha importancia que no se terminaba de solucionar con el descanso diagnosticado, pero que finalmente resultó ser una enfermedad cardiovascular grave derivada del Síndrome de Martan. Algo que complicaba seriamente su permanencia en el mundo del baloncesto y que le llevó a ser retirado de las pistas.

Fue operado en Madrid y en Zaragoza, pero un aneurisma en la aorta le llevó hasta Houston, para ser intervenido una tercera vez de urgencias.

Ya de vuelta en España tuvo una recaída que le provocó un coma irreversible y catorce días después la muerte.

El pívot molinés, Rafael Martínez Sansegundo, que llegó a alcanzar los 2,08 metros,  murió con tan solo 24 años, habiendo sido 5 veces internacional con la selección española, ganador de la Copa del Rey de la temporada 83-84 y portador de altas dosis de optimismo, con las que esperaba salir adelante para cumplirlas. En una de sus últimas entrevistas afirmó: “Tengo grandes planes para el futuro, pero sobre todo me gustaría dedicarme a entrenar a equipos inferiores del CAI, aunque reconozco que de momento mi única meta es recuperarme completamente”, algo que no llegó a suceder.  

P. Moratilla


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