OSSA DE MONTIEL y sus leyendas

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Es inevitable al hablar del único municipio del Campo de Montiel que se integró en la provincia de Albacete, no hablar de las Lagunas de Ruidera, de la cueva de Montesinos y por supuesto de El Quijote. Ese lugar es Ossa de Montiel.

Estamos hablando de ese municipio a cuyos habitantes, algo más de 2.000, llaman «corchetes» o «corchetas» y donde el terremoto de 2015 ubicó su epicentro a 15 kilómetros de profundidad con una magnitud de 5.2 en la escala de Richter. Fueron tan solo 5 segundos pero se dejó sentir incluso en la provincia de Toledo.

Todo cuanto rodea el término municipal de Ossa de Montiel está lleno de leyenda: su iglesia gótica, su castillo visigodo al que llaman el castillo de Rochafrida y por supuesto la cueva de Montesinos.

El castillo de Rochafrida alberga el romance medieval de Rosaflorida. Dueña del mismo que vivía enamorada del noble Montesinos a pesar de la distancia que les separaba, ella en Albacete y el en Francia. Pero para no enredar las historias comenzaremos desde el principio.

Belerma, la mujer ideal del medievo, tenía un primo llamado Montesinos, a su vez amigo inseparable de Durandarte, amado y escudero de Balerma a quien sirvió durante siete años. Una vez iniciado el romance, Durandarte  tuvo que marchar a la guerra, donde, tras heroicas hazañas, muere. Años después y tras la lectura de estas hazañas por parte del «hidalgo caballero» y mientras caminaban por el monte, de regreso de las bodas de Camacho, Don Quijote y Sancho Panza, encuentran una cueva en la que de forma decidida consigue entrar tras mucho esfuerzo el «caballero de la triste figura».

Es aquí donde comienza el más bello encantamiento de la lectura del Quijote. Alonso Quijano estuvo tan solo una hora dentro pero le parecieron tres días, y relató a Sancho que dentro encontró prados, un castillo con las pareces transparentes entre las que se movía el propio Montesinos que le guió a un sepulcro donde se encontraba el mismisimo Durandarte. Montesinos relató al Quijote y este a su vez  a Sancho que Merlín, el hijo del diablo, encantó al enamorado y a su descendencia, por supuesto a Belerma amada de Durandarte, a doña Ruidera con sus 7 hijas y sus dos sobrinas y a Guadiana, su escudero.

Merlín se apiadó del llanto de las mujeres y del escudero convirtiendo a este último en un río, y a las mujeres en lagunas que «ahora el mundo de los vivos en la provincia de La Mancha, llaman «Las Lagunas de Ruidera». Todo ello aconteció allí, en el pequeño municipio de Ossa de Montiel.

P. Moratilla

Para CMMedia

 

 


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