TARAVILLA y la leyenda de su laguna

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Taravilla es una localidad de Guadalajara con 33 habitantes que tiene en su término municipal la conocida laguna que lleva su nombre, aunque hay quien también la llama la Laguna de La Parra. Situada en el parque natural del Alto Tajo.

La Laguna está situada a 1.140 metros y tiene una profundidad de 11 cuya única fuente de contaminación es la procedente del baño de los turistas o del pastoreo ya que en su manantial abreva el ganado. Este lugar sirvió de escenario a la novela El río del Edén escrito en 2012 por el gallego José María Merino.

Son muchas las historias que hablan de la laguna de Taravilla, como la que cuenta que en el fondo de la laguna está escondido el tesoro del Conde Don Julián. Aquel gobernador de Ceuta que permitió la entrada en España a los musulmanes como venganza por el ultraje de un rey visigodo a su hija en Toledo. Muy cerca de la laguna está situada la Muela del Conde, en un territorio inexpugnable en el que dicen que se encuentran las ruinas de un pozo, una muralla y un castillo, porque aquel fue el lugar donde se retiró el Conde Don Julián.

Pero la historia más veces repetida de la Laguna es aquella que cuenta que en 1528 una tormenta asoló la población con fuertes riadas, truenos y relámpagos. En medio de la noche apareció un extraño vestido con lujosas ropas, buscando cobijo, en una posada que se encontraba perdida en el monte. Sin duda se trataba de un castellano noble que probablemente, a juicio del posadero, iba cargado de bolsas de oro.

El hombre pidió fuego, comida y cama y el posadero se apresuró a darle todo cuanto pedía con el único objetivo de robarle una vez que se fuese a dormir.

El hombre cenó y se marchó a su habitación. Unas horas después el posadero salió con un cuchillo de la cocina en la mano, se dirigió a la habitación del extraño y lo apuñaló una y otra vez, hasta que le quitó la vida y posteriormente le robó el dinero.

El homicida envolvió el cadáver con los ropajes del hombre y lo arrojó a la laguna con la completa seguridad de que allí nadie lo encontraría, porque tal como le habían contado la laguna no tenía fondo y se encontraba comunicada directamente con la muela de Utiel por abismos subterráneos.

Cuando el avaro posadero volvía a casa recordó que el cuchillo había quedado clavado en el cuerpo del hombre y sobre el cuchillo su nombre y apellido, pero no encontró la manera de recuperarlo. Trató de calmarse pensando que jamás nadie encontraría el cuerpo.

Pasados unos meses, hubo en temblor de tierra que resquebrajó la muela de Utiel causando una brecha por donde comenzó a salir el agua de la laguna de Taravilla. Las aguas de la laguna comenzaron a descender hasta que quedó convertida en un hoyo enorme en el que se encontró un bulto extraño.

El posadero comenzó a pensar que todo el mundo sabría que él era el asesino del extranjero y no soportó imaginar que todo el pueblo se le echaría encima, por lo que se ahorcó antes de que el pueblo descubriera el crimen.

Después la laguna volvió a llenarse de agua y es por ello que cuentan en Taravilla, que cuando se arroja un secreto a su laguna, esta se vacía repentinamente para mostrarle al mundo lo que esconde.

P. Moratilla

 


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