AGUDO y Juan de Mestanza

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Agudo es la localidad de Ciudad Real, de donde salió Juan de Mestanza, aunque algunos autores ubican su nacimiento en Sevilla. Lo cierto es que en este agudeño, Cervantes encontró un gran amigo, con el que mantenía muchas cosas en común,  ambos eran caballeros españoles, ambos escritores y ambos viajeros.

Tal vez el hecho de que Agudo fuera un lugar con cambios importantes, continuos y constantes durante un tiempo, hiciera a sus gentes más inquietas, ya que este lugar, del valle de Alcudia, perteneció en 1031 a la taifa de Toledo, en 1077 al reino de Sevilla y en 1086 al reino de Badajoz, para pasar a manos árabes tras la batalla de Alarcos en 1.195, y terminar en la Orden de Calatrava en 1.269.

Tal vez simplemente era el afán aventurero de un hombre que estudió leyes en Sevilla, lugar donde conoció a Miguel de Cervantes, durante el tiempo en el que este era recaudador de impuestos. Aunque se licenció como abogado en Salamanca. Si Miguel de Cervantes pisó metro a metro  toda la geografía castellana, Juan de Mestanza fue mucho más lejos y paseó, durante el siglo XVI, por medio mundo realizando su trabajo de funcionario de la administración española, pero sin dejar de escribir poesía.

Así en 1.555 embarcó para Perú, pero se quedó en Panamá. Luego marchó a Yucatán y después a México. Un poco más tarde se fue a vivir a Guatemala donde ejerció como fiscal y oidor de la Audiencia. En El Salvador fue alcalde mayor entre 1.585 y 1.589, tiempo en el que los indios de la zona encontraron un respiro, siendo defendidos por el de Agudo.

Volvió a su pueblo con más de 70 años, convertido en todo un referente para Miguel de Cervantes, que pasó mucho tiempo, cansado de recaudar impuestos, pidiendo hacer un viaje a cualquiera de las tierras por las que pasó su gran amigo Juan de Mestanza. De ahí que el autor de Don Quijote de la Mancha, lo citara en varias ocasiones en sus libros, siempre describiéndolo con admiración, como en el Canto de Caliope de la Galatea y en el Viaje del Párnaso.

Dicen que el mérito de su obra no reside tanto en la calidad de sus textos, sino en el afán de crear poesía de la primera generación de colonizadores. Hoy se le considera uno de los padres de la poesía centroamericana, junto a sus amigos Baltasar de Orena y Pedro de Liébana, sor Juana de Maldonado y los hermanos Cadena.

Cervantes en La Galatea, auguraba a Mestanza un reconocimiento eterno de su obra cuando escribió:»…alégrate, que el nombre esclarecido tuyo, Juan de Mestanza, generoso, sin segundo será por todo el suelo, mientras dure su luz en el cuarto cielo.»

P. Moratilla


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