SAYATÓN y el «Mar de Castilla»

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Sayatón es un coqueto pueblo de la provincia de Guadalajara, con historia y punto de partida del trasvase Tajo-Segura. A pesar de que en la década de los 50 llegó a tener 800 vecinos hoy tan solo cuenta con 81 aunque están rodeados de naturaleza e historia.

El núcleo de población surgió en el siglo XV dicen que por los hermanos Calvete, pero no fue villa hasta 1535 cuando Carlos I vendió su término municipal a Ana de la Cerda, abuela de la princesa de Éboli, artífice de la construcción del palacio Ducal y el convento de San Francisco en Pastrana. No es vano es la primera Señora de Pastrana.

Pero Sayatón alberga el castillo de Anguix. Una fortificación medieval situada sobre una roca junto al embalse de Bolarque. En 1160 Alfonso VIII cedió las tierras que hoy ocupa a Martín Ordóñez para vigilar y guardar con celo el río Tajo. Ordóñez fue quien mandó construir este castillo desde el que divisaba una gran extensión de tierra. Al morir Ordóñez, su viuda donó la edificación a la Orden de Calatrava.

Poco después estas tierras pasaron a formar parte del concejo de Huete, momento en el que Alfonso XI regaló este castillo a su montero. Pero como las propiedades siempre vuelven a la realeza en 1464 Enrique IV revendió la fortaleza a su camarero mayor, hasta que 20 años más tarde lo adquirió Iñigo de Mendoza, primer marqués de Mondéjar.

Durante el siglo XIX fue comprado por un vecino de Brihuega y en pleno siglo XXI ha sido comprado por una empresa con el objetivo de crear una explotación cinegética de lujo.

Sea como fuere, la vida de Sayatón siempre giró en torno a este paraje: Bolarque. Un nombre muy conocido para quienes siguen el rastro del agua del Tajo. Pero Bolarque es mucho más que el embalse, porque además es el salto y el desierto. Antes incluso que el castillo de Anguix, allí estaba el paraje denominado «Desierto de Bolarque». Un conjunto monasterial actualmente en ruinas que aunque pertenece al término municipal de Pastrana, está mucho más cerca de Sayatón, dentro de la Sierra de Altomira.

Cuentan que el 17 de agosto de 1592 se asentaron en este territorio 3 carmelitas descalzos y poco después se levantó un convento. Poco a poco se fueron sumando ermitas a su alrededor, hasta un total de 30, que eran promovidas o patrocinadas por los Señores de la época. Una de ellas, en concreto la de Santa Catalina era de Jorge Manrique y hasta tres pertenecieron a los duques del Infantado.

En 1910 se inauguró allí el Embalse de Bolarque, situado entre las provincias de Cuenca y Guadalajara en la desembocadura del río Guadiela que proviene de Buendía en el Tajo que proviene de Entrepeñas. Durante un tiempo Bolarque, junto con Almoguera, Estremera y Zorita formaron el llamado «Mar de Castilla». Eran los tiempos en los que entre todos podían juntar hasta 42 hectómetros cúbicos de agua. Hoy Zorita y Extremera están secos, Almoguera tan solo tiene 5 hectómetros cúbicos y Bolarque 23 de los 31 que podría tener. Hoy el «Mar de Castilla» no existe, aunque si permanece muy cerca de él la ermita de los desamparados del siglo XVI, que sigue fundida con la roca del desfiladero, más fuerte que nunca.

P. Moratilla


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