La mujer ideal de Cervantes que vivía en EL TOBOSO

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El Toboso es un pueblo toledano que ha trascendido las fronteras del espacio y del tiempo gracias a Miguel de Cervantes y al Caballero de la triste figura. Situado en plena Mancha se hizo famoso en el siglo XVII por ser el lugar de residencia de Aldonza Lorenzo, a quien Don Quijote prefería llamar Dulcinea del Toboso.

Un lugar que hoy cuenta con algo más de 1.700 habitantes aunque hace una década superaba los 2.000. En sus calles se puede encontrar el llamado Escorial de La Mancha, que no es otro que el Monasterio de la Inmaculada Concepción, mandado construir en 1.660 por Alejo Martínez Nieva y Morales que puso todo su empeño y capital en fundar este monasterio para las religiosas clarisas, aunque murió antes de ver finalizada la obra. Su sobrino Juan tomó el relevo en la dirección de la construcción en 1662 pero tampoco llegó a conocerlo terminado al sobrevenirle igualmente la muerte. Su hijo, Gregorio Ramírez, heredó este cometido a muy corta edad, por lo que quedó bajo la tutela de un caballero de la Orden de Calatrava que por diferentes vicisitudes decidió parar la obra en 1670 hasta que Sor Ángela María de la Concepción cogió el relevo en la insistencia de la finalización, para instalarse en 1680 en la comunidad como fundadora del mismo.

En El Toboso coexisten dos casas priorales la de la Orden de Santiago y la de la Orden de San Juan de Malta, ambas del siglo XVI. La primera conocida como la casa de «los perros» por el blasón de su puerta, y segunda por albergar el Pósito durante años.

Pero si hay un personaje que atrae todas las curiosidades de El Toboso es Dulcinea, Aldonza Lorenzo o Ana Martínez Zarco de Morales. Todas ellas la misma, pero distintas. Dulcinea existió solo en la mente de Cervantes y en el corazón de El Quijote. Mientras que Aldonza y Ana eran personajes reales del Toboso en los que los estudiosos cervantinos tienen discrepancias sobre cuál de ellas fue la inspiradora de Cervantes. Blanco Belmonte define a Dulcinea como «moza de chapa hecha y derecha y con pelo en pecho… aventajada de estatura, diligente y hacendosa«, mientras que José Alonso Loaiza habla de «mocita garbosa de buen talle, carillena, pelinegra, boca de risa, soltera y con pinta de quedarse para vestir vírgenes«. Incluso Salvador Dalí defiende que la inspiración fue Ana Martínez cuyos parientes apalearon a Cervantes en el callejón de Mejía y en venganza ridiculizó a la hermana del propietario de la vivienda (hoy museo de Dulcinea), aunque también hay quien defiende que esta venganza fue en realidad por celos cuando se diputaba el amor de Ana con Rodrigo Pacheco.

Ana Martínez Zarco de Morales, era la hermana soltera de Esteban el propietario de la casona con almazara, lagar, palomar y patio, a quien seguro en algún momento recaudó impuestos Don Miguel de Cervantes;  mientras que Aldonza Lorenzo era una simple campesina. Ambas «solteronas» de El Toboso.

Sea como fuere la obsesión de Cervantes por esta mujer imaginaria le llevó a citar la localidad hasta en 189 veces a lo largo de la historia de El Quijote, todas ellas, relacionadas con Dulcinea, una mujer que solo existió en la mente de Cervantes, pero que con seguridad vivió en El Toboso.

(A Misi, mi Dulcinea real de El Toboso)

P. Moratilla

 


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