El «moribundo» Tajo intenta salvar a las «agonizantes» Tablas

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El Tajo, las Tablas de Daimiel y el Mar Menor se mueren, pero los regantes murcianos, sin ningún otro miramiento, siguen «exigiendo» agua para sus regadíos ilegales.

De nuevo la «guerra del agua» invade esta tierra cansada de enviar el rico elemento a Murcia para regar cultivos ilegales que al final han echado a perder el Mar Menor. Pero es que ahora las Tablas de Daimiel están en una situación muy precaria, probablemente por los mismos motivos que han llevado a una situación insostenible al Mar Menor: la sobreexplotación de los acuíferos subterráneos por el empeño en transformar la agricultura sostenible tradicional por agro explotaciones industriales insostenibles.

Que el río Tajo está agotado es tan manifiesto como que está agotado el acuífero 23 que nutre al Guadiana de un cauce digno, al tiempo que permite el mantenimiento de parque nacional de las Tablas de Daimiel, uno de los últimos representantes de los ecosistemas fluviales, por ello, se hace necesario defender por su valor medioambiental.

El trasvase de agua del Tajo al Guadiana para ayudar a las Tablas de Daimiel es casi obligado pero prácticamente imposible debido a la situación actual del río. Sin embargo la defensa del mantenimiento medioambiental tiene prioridad frente a los regadíos legales, ni qué decir tiene que para regadíos ilegales no es ni cuestionable, aunque se hayan estado llevando a efecto durante un tiempo desconocido pero amplio y un espacio indeterminado pero grande, que es lo mismo que decir que “se ha abusado considerablemente y sin compasión del río Tajo”.

Ahora la situación hace imprescindible rescatar las Tablas de Daimiel, pero ese trasvase ¿será aprovechado por los agricultores de la cuenca del Guadiana como ocurre con los regantes de la cuenca del Segura? Previsiblemente no, pero la duda además de ofender en muchas ocasiones se transforma en sentencia condenatoria, como en este caso. Los ecologistas culpan de la escasez de agua en el Guadiana al descenso de los niveles freáticos, que a su vez están causados precisamente por la misma razón que ha llevado al Mar Menor a su situación caótica actual: las agro explotaciones intensivas.

Mientras las Tablas agonizan, ecologistas, ribereños y Gobierno regional discuten por un trasvase del Tajo a la cuenca del Guadiana para poner remedio de aspirina, aunque ya se han tomado medidas para evitar que los regantes del Guadiana vuelvan a poner en riesgo la permanencia de las Tablas como ha sido la decisión del organismo de cuenca de reducir las dotaciones de agua de riego en torno al 10%. La cuenca del Guadiana necesita el agua para salvar un bien protegido al tiempo que reduce las dotaciones de regadío aunque protesten los agricultores, mientras que la cuenca del Segura que riega ilícitamente los campos del Mar Menor «exige» su trasvase mensual sin ninguna otra consideración.

Tal vez ya ha llegado el momento de decir a Murcia NO.

P. Moratilla

Para Dclm.es


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