SOCOVOS y el descubrimiento de Casimiro Fernández Baudín

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Socovos (Albacete) encierra algunas de las muestras más antiguas de civilización  en el extremo oriental de la Loma del «Conjuraor», donde se encuentra un yacimiento arqueológico prerromano y romano además de pinturas rupestres prehistóricas en un paraje conocido como La Solana del Molinico.

Estas pinturas fueron descubiertas en 1935 por Casimiro Fernández Baudín, un teniente coronel del Estado Mayor del Ejército de Tierra con vínculos familiares en el lugar, que acudía durante sus vacaciones a realizar actividades arqueológicas, como buen amante de la búsqueda de otras culturas. Fernández Baudín, cedió todos sus hallazgos al Museo arqueológico de Albacete.

Este yacimiento está separado del de Peña Bermeja por un barranco de 200 metros de profundidad que es el cauce del arroyo Benizar, afluente del Segura. Dentro de las cuevas que lo pueblan se pueden apreciar las pinturas que presentan un predominio del color rojo con diversos matices. Se trata de representaciones humanas, animalistas y ramiformes. Muy cerca de ellas existe un enterramiento colectivo de la Edad de Bronce.

Socovos tiene un origen musulmán datado en el siglo XII, coincidiendo con la edificación del castillo de la Encomienda, a cuyos pies se formó el núcleo urbano del lugar.

En tiempos de Fernando III, el castillo, fue reconquistado para la España cristiana y cedido después a la Orden de Santiago.

Sin embargo también coincidiendo en el tiempo de la construcción de su castillo, pudo plantarse uno de los «árboles singulares» de nuestra región, la noguera del Arco. Un nogal de 1.800 años de vida que fue calificado como “árbol singular” en 2003.  Dicen que puede ser uno de los nogales más longevos no solo de España, sino también de Europa. Cuenta la leyenda que fue plantado por los primeros musulmanes que llegaron a la península Ibérica en el siglo VIII.

Atendiendo a la larga vida de este árbol, tras él estaría el Olivo milenario de Recas que tiene aproximadamente 1.400 años y junto a ellos el Rebollo de Navas de Estena con una circunferencia de más de cinco metros y una altura de 32, como el más alto de Castilla-La Mancha. Estos son sin duda algunos de los árboles más espectaculares de la región.

P. Moratilla


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