HERRERUELA DE OROPESA y su ermita de San Isidro

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Herreruela de Oropesa fue una aldea de Oropesa durante mucho tiempo. En 1156 su nombre era «Ferreruela», dando muestra de lo que pudo ser su origen, una pequeña herrería que servía para reparar los aperos de labranza, así como dar auxilio a los caminantes que hacían la ruta Real de Extremadura.

Pertenece a la comarca de la Campana de Oropesa y está situada frente a la sierra de Gredos, rodeada de encinas y alcornoques.

En 1369 el rey Enrique II entregó las tierras de Oropesa, entre las que se encontraba Herreruela, a García Álvarez de Toledo, hijo del alcalde mayor de Toledo, maestre de la Orden de Santiago y Mayordomo mayor de la reina consorte Juana Manuel de Villena. Así las tierras se convirtieron en señorío. Fue con el V señor de Oropesa, Fernando Álvarez de Toledo, con el que llegó a ser condado, por la gracia de los Reyes Católicos en el siglo XV.

El condado no trató con mimo a los vecinos que carecían de propiedades haciendo uso comunal de todo lo que había alrededor. En el siglo XVIII la fiscalidad señorial de este lugar, superaba con creces el pago de impuestos a la corona e incluso a la iglesia.

Hoy Herreruela tiene un lugar original que ha sido calificado con todo tipo de adjetivos, pero no seré yo quien le ponga el siguiente. En su paisaje se puede encontrar un edificio que podría recordarnos al Guggenheim de Bilbao, pero se trata de la ermita de San Isidro.

En 2009 el alcalde de Herreruela, Natanael Estrada, encargó la construcción de una ermita a los arquitectos César Moreno y Susana Velasco. Una obra excavada en la roca y cubierta con una estructura de madera, una torreta de perfil quebrado y una tronera abierta al cielo que fue inaugurada el 3 de mayo de ese mismo año, tras el trabajo en común de carpinteros, albañiles, pintores, arquitectos y la colaboración de buena parte de la población.

La ermita se ha adaptado a una pared de roca y a su lado ha quedado una montaña que aparece a partir del amontonamiento de la tierra retirada que se decide conservar.

Para su construcción se utilizó madera de castaño viejo y unas piezas hexagonales que se encontraban en la parte trasera de la carpintería sujetas con un mallazo. El resultado ahí está, cada cual tendrá su propio criterio, pero lo que es innegable es que llama poderosamente la atención por su originalidad.

P. Moratilla


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