CIRUELOS y Raimundo Fitero

Ciruelos es una localidad toledana situada en la comarca de la Mesa de Ocaña muy vinculada a Raimundo Fitero, abad de Fitero en Navarra y fundador de la Orden de Calatrava de la que fue Gran Maestre.

Cuenta la historia que a la muerte de Alfonso VII, Raimundo acudió a Toledo para que el nuevo rey, Sancho III, confirmase los privilegios que le habían sido otorgados por su padre al Monasterio de Fítero.

Durante su estancia en Toledo, tuvo noticia de que se estaba preparando una ofensiva de los moros, y que el rey concedía la plaza de Calatrava, hoy Carrión de Calatrava, a quien se comprometiese a defenderla.

A Raimundo le faltó tiempo para proponer al monarca hacerse cargo de esa plaza, a lo que el rey asintió concediéndole la defensa, y en poco tiempo reunieron un importante ejército que fue capaz de disuadir a los moros del ataque.

Fue este logro el que les llevó precisamente a fundar la Orden de Caballería que tomaría el nombre de Calatrava, de la que Raimundo fue el primer Gran Maestre.

En agradecimiento a todo ello, el rey le regaló las tierras de la localidad de Ciruelos (Toledo) en las que se retiró una vez que hubo envejecido, y precisamente fue el lugar en el que murió, razón por la que su sepulcro, se encuentra en la iglesia parroquial de la localidad, aunque sus restos mortales no están allí, ya que seis siglos después, el rey Carlos III ordenó trasladar el cuerpo del gran maestre al Convento de Monte-Sión en Toledo.

Ciruelos además fue el emplazamiento elegido por Narciso Ibáñez Serrador para rodar, en 1976, su segunda y última película titulada “¿Quién puede matar a un niño?”. Un film ambientado en un pueblo costero y cuyos exteriores se rodaron en Almuñécar, Menorca y Sitges, aunque la totalidad de las escenas fueron filmadas en Ciruelos, por esta razón el sonido de ambiente de mar y gaviotas era sonido enlatado. La banda sonora de la película fue realizada por Waldo de los Ríos.

P. Moratilla


Deja un comentario