VIDAL MARTÍN DEL CAMPO, uno de los cinco Grandes Inquisidores de España nacidos en CLM

Vidal Martín del Campo nació en la localidad toledana de Mora, en el año 1653. Siendo muy joven aún se ordenó sacerdote y posteriormente se licenció en Alcalá de Henares como maestro de Teología.

Su carrera ascendió con rapidez y en poco tiempo fue nombrado inquisidor mayor de Salamanca. Posteriormente fue enviado a Ceuta, coincidiendo su presencia y mandato con la ocupación de la ciudad por parte del sultán de Marruecos.

Desde allí fue testigo de la ocupación de Gibraltar por los ingleses y del intento de estos por conquistar también la ciudad española en la que residía.

En 1705, bajo el reinado de Felipe V, primer Borbón en el trono de España y el monarca con el reinado más largo de la historia de nuestro país (45 años), le ordenó volver para ser nombrado Inquisidor General de España.

Dentro de sus funciones llegó a instaurar 17 Tribunales inquisitoriales, aunque su mandato fue efímero, ya que cuatro años más tarde fallecía en Madrid. Fue enterrado en la Iglesia de San Martín, aunque un poco más tarde sus restos mortales fueron trasladados a la capilla de Nuestra Señora de África en Ceuta.

En la historia de España han sido un total de 48 los Inquisidores Generales que hicieron valer sus maléficas atribuciones. De ellos tan solo 5 fueron nacidos en Castilla-La Mancha y los cinco toledanos.

 Junto con el de Mora, fueron Inquisidores Generales, García de Loaysa y Mendoza, nacido en Talavera de la Reina; Jerónimo Manrique de Lara, originario de Ocaña; Fernando Niño de Guevara que vio su luz primera en Toledo y Andrés Pacheco oriundo de La Puebla de Montalbán.

El Inquisidor General era conocido como el “Gran Inquisidor” y era la máxima autoridad oficial de la Inquisición española, desde 1486 con el dominico Torquemada, primer Gran Inquisidor, hasta Jerónimo Castillón y Salas, el último cuyo mandato finalizó en el año 1820.

Todos ellos, muestra de una dolorosa y cruel presencia que duró casi 400 años y terminó con muchas vidas de inocentes.

P.Moratilla


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