Los oyentes preguntan: “¿Qué hay del convento de los Agustinos de San Pablo de los Montes?”

Puede que algunos lectores, que conocen la localidad toledana de San Pablo de los Montes, se pregunten ¿dónde está el convento de los Agustinos? Porque hoy nada queda de él. Tan solo algunas ruinas alejadas aproximadamente a 1,5 kilómetro de la plaza del pueblo.

Según relató, en su día, Miguel Manzano en 1243 el espacio que hoy ocupan las ruinas pertenecía al cabildo de la Catedral de Toledo, al arzobispo y a la Corona.

Cierto día de 1262,  un pastor de nombre Magdaleno, andaba apacentando su ganado en los Montes de Toledo, concretamente al pie de “La Morra”, cuando de repente vio un resplandor que parecía proceder del suelo unos metros más adelante.

Curioso y a la vez sorprendido, el pastor se adelantó para comprobar de dónde venía el brillo y encontró una fuentecilla natural en cuyas aguas flotaba una diminuta imagen.

Cuentan… que el  pastor escuchó la voz de la Virgen, que le mandaba pedir ayuda al pueblo más cercano, para edificar en aquel lugar un templo.

Magdaleno se apresuró para llegar a Menasalbas y también a Cuerva, pero los vecinos de estos municipios no hicieron caso del “cuento” de Magdaleno, por lo que llegó hasta Ajofrín, donde si fue bien recibido al tiempo que se organizaba una peregrinación hasta el lugar para construir una capilla provisional, que diera cobijo a la imagen de Nuestra Señora de Gracia.

Este santuario quedó custodiado por guardianes y eremitas que con el tiempo hicieron posible convertirlo en un eremitorio con capellán y culto, por lo que los pastores fueron construyendo sus cabañas alrededor de la iglesia y muy cerca de la fuente, donde fue hallada la imagen, conocida desde entonces como la Fuente Santa.

Sobre las ruinas de este y más de doscientos años después, se fundó un convento del que se hizo cargo la Orden de San Agustín.

En 1570 todo aquel movimiento en torno a la fuente y la ermita había dado lugar a la localidad de San Pablo de los Montes, por lo que se le dotó de parroquia y nombraron a la Virgen de Gracia patrona del lugar.

Un año más tarde, el convento, fue reformado para estar en activo hasta 1834, cuando como consecuencia de la persecución de las órdenes religiosas y de una epidemia de peste, los agustinos decidieron llevar la imagen de la virgen hasta la localidad de Ajofrín.

Poco después los agustinos abandonaron el convento que sirvió de albergue a los guerrilleros de la Guerra Carlista. Algo que molestaba profundamente a los vecinos al verse obligados a facilitar la manutención a los dos bandos en disputa, así que un grupo de vecinos exaltados, prendieron fuego el edificio que terminó derrumbándose.

Los materiales fueron aprovechados para construir algunas casas en las casas del pueblo.

Hoy tan solo quedan en ruinas los restos de un convento edificado en el siglo XV sobre unos restos del siglo XI, aunque hay quien afirma que entre los restos existen algunos elementos visigodos, esto es entre el siglo V  y el VIII, por lo que el santuario construido, en el siglo XIII debió serlo sobre ellos o con sus materiales.

En 1930 se construyó la ermita actual, que da cobijo a la Virgen de Gracia y comenzó una ruta de peregrinaje de Ajofrín a San Pablo conocida como Ruta del Pastor Magdaleno que aún se sigue realizando.

P. Moratilla

Bibliografía:  “Historia de Santísima María de Gracia” escrita por Miguel Manzano en 1913


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