Listerioris: El cinismo de un gerente

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Se puede hacer gala de cinismo o derrocharlo por los cuatro costados, como es el caso de José Antonio Martín, gerente de Magrudis, la empresa que ha comercializado la, lamentablemente, célebre carne de la marca «La Mechá». Tras la batalla aún activa de la carne que distribuyó y de la que no informó de la existencia de lotes sin marca. Batalla en la que han perdido la vida dos personas, además de dos seres que no han llegado a nacer y más de 200 afectados por el momento, a falta de confirmación de un número aún superior que se encuentran a la espera de resultados.

El gerente ha dejado oír su voz para decir que su empresa «cumple todos los protocolos de control«, que «no ha hecho nada fuera de la ley» y que no entiende «el maremágnum que se ha montado sobre su empresa«.

En una entrevista concedida a la cadena Ser afirma: «No me preocupan (las consecuencias legales), no he hecho nada de la ley, cumplo todos los protocolos del sistema de control, hacemos las cosas bien, las instalaciones están limpias, el personal está cualificado… No entiendo el maremágnum que se ha montado sobre mi empresa. Entiendo que se ha politizado un poco la cosa. Incluso toda la clase política anda de reuniones con esto«.

El maremágnum que se ha montado sobre la empresa debería preguntárselo a los familiares de las víctimas, que en un determinado momento ingirieron una carne cocinada en sus «limpias instalaciones» por su «personal cualificado». Las víctimas y la alarma social creada hacen evidente que toda la clase política «ande de reuniones con esto», y es que como se dice actualmente «menuda has liado pollito».

El dudoso gerente, utiliza como «hombre de paja» a su propio hijo, Sandro José Marín Rodríguez, en una maniobra difícilmente explicable en la que le nombra gerente de Magrudis cuando este contaba con 21 años mientras se hallaba en Polonia cursando un Erasmus en la Universidad de Económicas de Katowice.

Todo ello tras un largo rosario de quiebras de sus empresas. Sanmasur, «comercio al por mayor de carne y productos cárnicos», creada en 1993 y que le duró lo que duró la década. Después vino Sierra Encina cuya administradora es su esposa y que tuvo una vida efímera dejando un rastro de deudas igualmente. Con el nuevo milenio lo vuelve a intentarlo con Embutidos El Patio, donde figura como apoderado y en 2012 se declara insolvente, para crear en 2013 Magrudis con su hijo como propietario y administrador único, quien afirmó que la empresa tenía 20 trabajadores cuándo en realidad eran 5.

Una familia que ha hecho de la mentira su bandera una vez tras otra. Impagos, insolvencias y puestos ejecutivos de adorno, porque tras todas estas empresas solo hay una persona que siempre se presenta como gerente, que no es otro que el propio José Antonio Martín, aunque en las escrituras societarias figuren otros nombres ligados a su persona por vínculos familiares, lo que demuestra una enorme falta de escrúpulos al ponerles en riesgo económico, máxime cuando conoce los precedentes de su propia trayectoria profesional.

En su letanía de mentiras, tiene la osadía de afirmar: «No sabemos lo que ha pasado, en ello estamos. No debe ser evidente cuando los técnicos llevan varios días y no se ha encontrado nada«. Vuelve a mentir. Los técnicos ya han dejado claro, en reiteradas ocasiones, que la contaminación estaba en los mechadores e incluso en algunos carros del horno, que dejaban aparcados a un lado, una vez cocinada la carne.

Es evidente que hay personas a las que se les debería decir ¿Por qué no te callas?

P. Moratilla

Para Dclm.es

 

 

 

 


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