Una reflexión en Navidad

 

Hubo un tiempo en el que en Navidad las luces tenían sonidos y los 1colores aromas. Ese tiempo en el que los ángeles de la guarda eran reales y nos cuidaban. Cuando los ángeles se van, la navidad nunca vuelve a ser lo mismo. Nos empeñamos en mantener las tradiciones por los que vienen detrás y seguimos viviendo la Navidad intentando hacer que «no pasa nada» y casi siempre se consigue por aquello de «la magia», pero en el fuero interno de cada uno de nosotros sabemos hasta dónde hemos llegado estos días.  La mayor parte de las veces uno es consciente de que podría haber llegado un poco más allá de haber tenido una mirada, una caricia, un beso, un «feliz navidad» de quien ya no está.

Pero la Navidad existe, su misterio y su magia también y sobre todo los recuerdos, las ilusiones, las esperanzas y las añoranzas que vienen a buscarnos todos los años para mantenernos con vida en el camino de «seguir creciendo» como personas.

Siento una enorme pena por aquellos que no creen en «la magia de la Navidad» y una gran envidia sana por aquellos que la viven con sus ángeles de la guarda, porque a algunos, aun manteniéndolos en estos días muy presentes, solo nos iluminan el pensamiento y nos llenan de amor el corazón que al tiempo impregna de una cierta tristeza estos días festivos.

Pero este es el tiempo y cada uno lo vive a su manera, en la iglesia, en la calle, en el centro social o en la casa de acogida. Los más afortunados en nuestro hogar al calor de la familia, con o sin luces de colores, pero siempre con villancicos, porque esa es la verdadera magia de navidad…

Os deseo mucha felicidad, con los ingredientes que os hayan tocado en suerte este año. Si faltan…habrá que buscar en aquellos a los que queremos, si tenemos muchos… repartámoslos con aquellos a los que les hace falta, pero no seamos indiferentes…porque es tiempo de vivir la NAVIDAD, aunque cada uno lo haga a su manera.

P. Moratilla

 

 


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