GALVE DE SORBE y Galbi ben Amril

Dicen que a Galve del Sorbe le viene su nombre de un general árabe del califa Abderrahman III, conocido como Galbi ben Amril.

La localidad se encuentra en la ladera de la Sierra del Alto Rey y hace frontera con las provincias de Soria y Segovia. Con la Reconquista cristiana, la localidad perteneció al Común y tierras de Atienza, hasta el siglo XVI que consiguió su independencia.

En el siglo XIV, el rey castellano Pedro I, entregó el señorío a Iñigo López de Orozco, que tuvo un papel destacado en la Guerra de los Pedros cuando se enfrentaron Castilla y Aragón. En 1357 el rey le encomendó la defensa de Tarazona una vez ganada a Aragón. Un año más tarde se encontraba defendiendo la frontera de Murcia desde la que se atacaban las tierras aragonesas, y terminó traicionando la confianza de Pedro para seguir a su hermanastro Enrique de Trastámara.

Su heredera vendió estas tierras, a partes iguales, al almirante mayor de Castilla, Diego Hurtado de Mendoza y al Justicia Mayor del Reino, Diego López Zúñiga a comienzos del siglo XV. Tras morir el primero López Zúñiga se apoderó de la totalidad de las tierras, con las consiguientes protestas de los herederos de Hurtado de Mendoza. Fue el hijo de López Zúñiga quien mandó edificar el castillo que aún hoy se conserva en pie, en una ubicación perfecta para controlar desde su torre, la frontera entre el califato de Córdoba y el reino de Castilla.

 Esta es la razón por la que al castillo se le conoce como “De los Zúñiga”. Fue levantado sobre un castillete anterior que había sido reconstruido sobre otro árabe propiedad de Don Juan Manuel. Una vez finalizada la obra sirvió como residencia familiar hasta que fue vendido en el siglo XVI a la familia Mendoza.

En tiempos de Felipe II se le concedió el título de I Conde de Galve a Baltasar de la Cerda que al morir sin descendencia incrementó los bienes de la Princesa de Éboli y duquesa de Pastrana, Ana de Mendoza y de la Cerda, II Condesa de Galve. Actualmente este título lo ostentan los reyes de España.

La edificación fue pasando generación tras generación. Durante la tercera Guerra Carlista, en 1873, pertenecía a la Casa de Alba y fue volado por los aires por orden del General Villalain. Como viene siendo habitual en estos casos, al quedar en ruina absoluta los propietarios se desentendieron de la edificación, dejándolo en manos del Estado español que lo sacó a subasta pública en 1971, siendo adquirido en ese momento por un particular.

P. Moratilla


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