TRESJUNCOS, “El Cepa”, “El Urbano” y Pepe San Nicolás

Tresjuncos (Cuenca) ha visto como su población, desde que comenzó el siglo XXI, se ha reducido en un 50%, y hoy solo cuenta con 278 vecinos.

La localidad vivió su momento de esplendor en la época de los romanos, cuando Segóbriga respiraba los buenos tiempos, ya que era paso obligado para llegar a ella y por tanto era un lugar impregnado de la influencia de la ciudad vecina. Por aquellos tiempos existía una importante villa romana, que fue descubierta por sus ricos mosaicos en el siglo XIX.

Cuentan que durante la época musulmana, el cerro de la Atalaya, sirvió de puesto de vigilancia y lugar de reunión para los cristianos de la época. Fue reconquistada junto con Alarcón en el siglo XV para incorporarse al marquesado de Villena con jurisdicción en la localidad de Belmonte, hasta que en el XVIII, Felipe IV le concedió el privilegio de villazgo.

En el siglo XX uno de sus vecinos fue protagonista de uno de los errores judiciales más vergonzosos de este país, ya que “el muerto” que no estaba muerto, conocido como “El Cepa” y figura clave en el conocido Crimen de Cuenca. Pasó a los anales de la historia por su desaparición en 1910 de Ossa de la Vega.

Cuentan que en esta localidad nació el bandolero conocido como “Urbano” y también su hijo Pepe San Nicolás, que tuvieron en jaque a Isabel II en una historia completamente atípica. Cuentan que tras el atraco a la carroza de la reina regente doña María Cristina, en un viaje a Tarancón, atracó la carroza de la reina Isabel II, aunque este segundo episodio se considera más leyenda que realidad.

La reina lejos de mandarlo al cadalso, lo protegió arrendándole la finca de El Molinillo en La Almarcha, donde vivió junto a sus diez hijos. Pasado el tiempo dos hijas del bandolero, Clara y Valentina, entraron a servir en palacio como camareras de la reina y uno de los varones sirvió en la Guerra de Cuba, siendo conocido como “el capitán Barrabás”. Pero todo eso… será otra historia.

P. Moratilla


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