Albacete puede dar, con matices literarios, buena cuenta del aroma que se respira en el ambiente, ya que por poner un ejemplo es muy diferente “oler a cuco” que “oler a sagato”.
La palabra “cuco” está reconocida por la RAE como algo bonito, pulido, mono, pero también se utiliza la palabra “cuco” para hablar de esas personas astutas o taimadas que son difíciles de engañar y que sin embargo pueden engañar fácilmente. Nada que ver con el olor del que hablan en la provincia de Albacete.
“Sagato” por su parte, no existe para la RAE, pero que se lo digan a los albacetenses que pasan el fin de semana cerca de la barbacoa o el invierno junto a una chimenea.
Los albacetenses dicen que “huele a cuco” cuando existe en el ambiente un aroma más bien desagradable, mientras que “oler a sagato” es oler a humo. Es ese olor del que se impregna la ropa, tras haber pasado un tiempo junto a la leña ardiendo.
Si hay que elegir entre el “cuco” o el “sagato” mejor el segundo, sin duda.
P. Moratilla
Agua Luz y Viento 