Los oyentes preguntan… ¿Cuál es la historia de la “Torre Gorda” de Miguelturra (Ciudad Real)?

Manuel de Miguelturra, pregunta por la historia de la conocida “Torre Gorda”, de la que los expertos dicen que es la última obra renacentista de Castilla-La Mancha.

Para conocer la razón de su construcción hay que alejarse en el tiempo hasta una época en la que a los hechos inexplicables se les llamaba “milagros”. Así en el siglo XVIII ocurrió en la localidad un hecho sin precedentes, cuando uno de los cuadros que adornaban la Casa Consistorial, que representaba a Jesucristo crucificado, sudó sangre, o al menos así lo reflejaron las crónicas de la época.

Ante tal situación un grupo de canónigos acudió a examinar el fenómeno, a comprobar su veracidad y a dar fe de la realidad del mismo. Un hecho para el que no tenían ninguna explicación terrenal y por lo tanto fue considerado  “milagro” como una forma de comunicación de este Cristo con los vecinos de la localidad ciudadrealeña de Miguelturra y a partir de ese momento este Cristo fue considerado el “protector” del lugar y nombrado patrón, cargo en el que se mantiene hasta el día de hoy.

A  los vecinos nadie les regaló nada, no hubo subvenciones ni aportaciones extraordinarias, sino que fueron ellos mismos quienes juntaron la mayor cantidad de dinero posible, por medio de donativos, para levantar un templo a la milagrosa imagen. Para ello eligieron la ubicación que consideraron más apropiada, en lo que eran unas huertas cercanas al pueblo, y contrataron a un discípulo del arquitecto madrileño Ventura Rodríguez, autor en ese momento de la capilla del Palacio Real de Madrid y del transparente de la Catedral de Cuenca.

El arquitecto elegido trabajaba en ese momento como encargado de las obras del Jardín Botánico de Madrid y se llamaba Antonio Bereta. Estaba casado con la toledana Josefa Flores López, natural de la localidad de Camarena.

Las obras comenzaron en 1772 y finalizaron en 1815, tras haber levantado 50 metros de torre con una impresionante cúpula circular. Ese mismo año el milagroso cuadro fue trasladado a la nueva iglesia, colocándolo en el flanco norte ya que el espacio contaba y cuenta con 4 capillas, cada una de ellas coincidente con uno de los cuatro puntos cardinales.

Su apariencia exterior dio lugar al nombre con el que se le conoce “Torre Gorda” y que no tiene nada que ver con la sensación de espiritualidad que puede vivirse dentro de ella.

Durante mucho tiempo llamó la atención de los vecinos de los pueblos aledaños hasta que, años más tarde, la cúpula presentó importantes desperfectos que obligaron a restringir el paso de los feligreses ante el peligro de derrumbe. Finalmente el edificio fue clausurado, la cúpula original demolida y sustituida por otra de mejores materiales y de menores proporciones, terminando la obra un siglo después de su inauguración inicial, en 1915.

Durante la Guerra Civil, la ermita fue utilizada como almacén y garaje de camiones. El desconocimiento de la historia hizo que imágenes y cuadros fueran destruidos, entre ellos el de la sudoración que dio origen a la construcción de la ermita, del que solo se conserva una pequeña reliquia que tan solo un grupo reducido de personas afirma haber visto.

P. Moratilla


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