Los oyentes preguntan: «La leyenda del Cristo de la Salud de La Puebla de Almoradiel (Toledo)»

Un vecino de La Puebla de Almoradiel (Toledo), nos pregunta por una leyenda acaecida en tiempo de la Guerra Civil, con el Cristo de la Salud, patrón de la localidad.

Tengo que reconocer que este ha sido uno de los enigmas que más me ha costado desentrañar, aunque puede que el azar, la suerte, la casualidad, la insistencia o tal vez el «quinto milagro» hayan tenido algo que ver con su descubrimiento.

Cuenta la leyenda, que en aquellos tiempos en los que se acababa con el patrimonio de las iglesias, como consecuencia de la labor adoctrinadora de algunos sacerdotes, que en lugar de rezar, templar los ánimos, buscar puntos de encuentro y diálogo, o mediar para evitar conflictos, se dedicaron a «arengar» políticamente desde los púlpitos y con ello consiguieron granjearse el odio de una parte de la población, precisamente esa parte de la población contra la que hablaban en sus sermones y en las que incitaban al odio al resto de los vecinos.

Por esta razón, una vez comenzada la guerra civil, uno de los bandos (el republicano) se lanzó a acabar con el patrimonio de la iglesia, sin darse cuenta de que en realidad el patrimonio de la iglesia es de todos los españoles.

Así entre unos y otros, durante la Guerra Civil, acabaron con gran parte de los tesoros que estaban guardados en los «santos lugares» y que habían conseguido salvarse del paso de las tropas francesas un siglo antes.

Fueron muchas las iglesias que se desnudaron, rompiendo y quemando auténticas joyas de la imaginería, y lo que es más importante, dejando «huérfanos de credo» a los vecinos del lugar.

Algo así pasó en La Puebla de Almoradiel (Toledo), cuando en 1936, nada más iniciarse la Guerra fratricida, un grupo de republicanos llegó hasta el interior de la iglesia y trató de bajar al Cristo para terminar con él.

Cuentan, que en el momento en el que lo tocaron el Cristo movió sus ojos, y todos salieron de allí despavoridos. Todos menos uno, Félix, que tenía en su mente poner el Cristo a buen recaudo, porque el movimiento de sus ojos para él había sido un auténtico milagro, dicen que el primero de los milagros.

Félix y un grupo de amigos, esperaron a la noche, y se dirigieron de nuevo a la iglesia para poner a salvo la imagen del patrón, sin que nadie les viese hacerlo y la imagen de nuevo les ayudó. Al salir de la iglesia con él a cuestas, les envolvió una espesa niebla, que no dejaba ver nada de lo que allí estaba ocurriendo. Dicen que este fue el segundo de los milagros.

Caminaron con la imagen envuelta en bruma, hasta la casa de unos ancianos, pero era imposible meterlo en su interior. Algunos creen que los brazos del cristo encogieron y otros que el republicano tuvo toda la paciencia del mundo, para que pequeños movimientos, poco a poco, consiguiese introducir en la vivienda la imagen del Cristo, para ser encerrado y tapiado y evitar así una posible destrucción. Algo que se consiguió, a ese le llaman el tercer milagro.

Dias después el altar mayor de la iglesia fue arrancado pieza a pieza, sin que se haya sabido nunca el destino que tuvo.

El cristo estuvo oculto durante tres años. En 1939, cuando la Guerra hubo acabado, se rehízo de nuevo el altar mayor, que hoy podemos contemplar con una estética moderna en la que predomina el mármol y los vecinos decidieron recuperar el cristo, que permanecía tapiado en una de las habitaciones de la casa de los ancianos.

Un grupo de almoradienses, se dirigió a la casa con este propósito. Rompieron el falso tabique levantado para guardar al patrón de la localidad, pero a la hora de sacarlo, aquello se volvió a convertir en un imposible.

Los vecinos preguntaron quién lo había metido allí, porque era imposible de sacar, y se acordaron de Félix, «el republicano» que lo había salvado, pero Félix se encontraba preso en un férreo gobierno franquista.

Ante tal situación, los vecinos pidieron que lo dejaran salir, porque solo él sería capaz de recuperar al Cristo de la Salud para llevarlo de nuevo a la Iglesia Parroquial.

Al día siguiente Félix consiguió el cuarto milagro, cuando salió con el Cristo al exterior de la vivienda y dejando atónitos a todos cuantos allí había.

Hasta aquí leyenda, que como todas alguna parte de verdad tendrá. Lo que sí sabemos a ciencia cierta, es que la imagen de este Cristo es del imaginero Juan Antonio Argüelles, del que poco se sabe, salvo que había nacido en Asturias o Cantabria. A esta conclusión se llegó en el año 1992, cuando tras la restauración de la imagen, se encontró dentro de ella un pedazo de pergamino en el que podía leerse: «Juan Antonio Argüelles me hizo. Año 1766. Rueguen a Dios por él».

P. Moratilla


Deja un comentario