Y tu… ¿En quien pensarás cuando elijas tu voto?

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Es curioso, en estos días, observar las actitudes para analizar las aptitudes de nuestros políticos a la hora de hacerse entender por quienes vivimos el día a día en este país. Seguramente a estas alturas de la semana y cuando solo faltan cinco días para depositar nuestro voto en la urna, siguen los debates, los mitines, y las grandes manifestaciones de enfado, cabreo y discusión entre nuestros políticos, algo que ya no es trasladable a la calle porque el ciudadano de a pié tiene asumida su obligación de acercarse al colegio electoral el próximo domingo para depositar su voto, y con claridad y bien definidos en la mayoría de los casos, siempre existe esa minoría que no es consciente del daño que se produce a este país cuando no se vota.

Estas elecciones atípicas, diferentes, marcadas por el presente aciago, y decrépito de una economía que hace encaje de bolillo para salir adelante, marcadas sobre todo por la posibilidad o no de vacaciones, y la posibilidad o no de renovar los roperos para la época estival, donde el ciudadano de a pié suficiente tiene con distribuir buenamente su asignación mensual, intentando sacarle el mayor partido a sus ingresos… a sus escasos ingresos que durante todo este tiempo se han tenido que dividir en números mayores.

Son ya varias las elecciones que he vivido a lo largo de mi vida, y nunca había visto ninguna como esta, en la que la desilusión, y el hartazgo a discusiones bizantinas y sin sentido hace que ya nadie dialogue sobre política, sino mas bien, esta es una de las convocatorias electorales donde las posturas, las dos posturas predominantes están siendo protagonistas. La postura de la desidia, del aburrimiento porque no ven soluciones a sus problemas a pesar de que el «gobierno en funciones» diga y repita hasta la saciedad que esto ya está muy regenerado, que «España va bien», y que no pasa nada aquí. A veces me pregunto si viven en el mismo país que yo…

Por otro lado los agraviados, los desesperados, que lejos de dialogar y contrastar opiniones, de una forma curiosamente verbalmente violenta  hieren susceptibilidades una y otra vez dando opiniones a veces incluso irracionales.

Esta no es una campaña tranquila, ni tampoco ilusionante, sino mas bien una campaña rutinaria, y desinflada de ilusiones, y apuestas por cambiar la situación degradante a la que hemos llegado. Nada hay mas desagradable que contemplar un paisaje político donde los «trabajadores» siguen votando al «capital» para que el «capital» siga machacándonos la vida con subidas de medicinas, recorte de pensiones, subsidios de limosna, abolición de servicios sociales, y atención a los ciudadanos, degradación de la calidad de la educación, reducción de la cultura, ignorando a los más desfavorecidos, discapacitados, ancianos… parados… Donde los cerebros de nuestro país continúan saliendo al exterior y donde nuestros jóvenes lastrados por exámenes y estudios ven pasar un día tras otro tras la ventada de su habitación.

No entiendo esta actitud… ni tampoco los resultados de las convocatorias electorales, ni la incompetencia para llegar a acuerdos o pactos. No encuentro ninguna explicación a por qué hemos llegado hasta aquí. No se lo que nos queda por delante, ni puedo prever a pesar de las encuestas que tratan de hacerme creer el resultado del próximo domingo, pero si quiero hacer, no una solicitud, no una petición, sino un ruego… Que nadie se olvide de como han sido los últimos cuatro años y seis meses que ha vivido este país, donde además de estar en la mas terrible de las crisis, hemos pagado las factura de luz mas altas de toda la UE. Donde los autónomos han pagado mas caro que ningún europeo serlo. Donde los abuelos desde hacía muchos años han vuelto a pagar sus medicinas. La regeneración no la ha conseguido ningún político de pacotilla, que quiera llevarse el mérito. La poca regeneración que hoy tiene este país la hemos pagado nosotros, y no todos… la hemos pagado los que menos tenemos, porque no me voy a olvidar aquí de Bárcenas, Rato, Mario Conde… y todos aquellos que sacaron su dinero de nuestro país para no pagar impuestos.

Ojalá el próximo domingo, no tengamos la memoria de pez, sino que seamos capaces de ver de manera neutral, sensata, clara y concisa que es lo que queremos para nuestro país, y a quien le daremos nuestra confianza para mejorar esta situación a la que se llegó, y no por culpa de los trabajadores. De la que -según los economistas, que no de la gente de la calle- estamos saliendo, a costa de los trabajadores, con el deseo de que estos aumenten su número en la misma proporción o aún mayor que en la que disminuyen los parados.

Pensad, en quienes menos tienen, por favor…

P. Moratilla


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