HONTANAR: La historia en las tierras de Toledo

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Si hay un aroma a pueblo, a verde monte, a rojo atardecer y al amarillo de los rayos del sol, bien seguro que podría llamarse Hontanar. Dicen que fueron los problemas de salubridad de Malamoneda en el siglo XIV los que obligaron a sus habitantes a desplazarse unos metros de su castillo, de su torre y sin apartarse demasiado del arroyo Cedena, crearon un pueblo llamado Hontanar en los Montes de Toledo. El Cedena es un arroyo que en ocasiones tiene más corriente de agua que el propio Tajo. Lo que es seguro es que tiene el agua más pura, más peces y seguramente menos residuos fecales.

Dicen… que en una etapa de enorme sequía, los vecinos de Hontanar sacaron en procesión a su patrona, la Virgen del Rosario, sin saber que sus vecinos de Navahermosa habían sacado también a la del Rosario. Paseaban a modo de romería las dos Vírgenes cuando a la mitad del camino sorprendentemente se encontraron y en ese justo momento comenzó a llover. Desde entonces en ambos pueblos se celebra lo que llaman «La Milagra».

Hablar de los Montes de Toledo, sus pueblos, sus parajes y sus gentes, es hablar de un mundo muy distinto al de las grandes urbes. Lugares en los que la prisa no existe. Los saludos a los vecinos se reiteran a lo largo del día. La vida se hace más difícil, pero también mucho más amena y sobre todo se comparte más.

Dicen… que si guardas silencio las noches de verano cuando el viento sopla en los montes, escucharás unos sonidos que son imposibles de escuchar en la ciudad. Adentrarse en el monte las noches de luna llena para contemplar con claridad paisajes y reflejos de agua. Ya en el otoño sentir a lo lejos la «berrea» que va mostrando año tras año las temperaturas de nuestras tierras, retrasándose cada vez más producto del cambio climático. Pasear por sus calles en invierno, donde resulta inconfundible el aroma de la leña de las estufas o las chimeneas, entre el olor a pan recién hecho.

Dicen… que si paseas por Hontanar, es seguro que volverás si lo que buscas es paz y tranquilidad. Quienes no deberían seguir demorando su viaje, son las instituciones que pueden sacar adelante los restos arqueológicos que aún perduran en sus tierras: El Castillo y la torre de Malamoneda, y la Ermita de la Virgen también llamada en otro tiempo de Malamoneda aunque actualmente lo sea de la Buena moneda. Además de una necrópolis de la que dejaron muestra por escrito mozárabes y templarios. Deberían poner las instituciones un poco más de su parte, aunque solo sea para evitar el expolio de piedras que van borrando poco a poco la historia escrita en las tierras de Toledo.

La historia de los Montes de Toledo es palpable y manifiesta en un pueblo del Parque Nacional de Cabañeros llamado Hontanar.

P. Moratilla

 


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