De Villar del Ladrón a VILLAR DEL INFANTADO

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Villar del Infantado es una localidad de la Alcarria Conquense que cuenta tan solo con 47 vecinos, aunque en la década de los 40 superaban los 400 habitantes rodeados de naturaleza y de historia.   Allí se encuentra, aunque convertido ya en yacimiento, el Castillo de Maus, que en tiempos fuera un asentamiento prerromano sobre cuyos restos se construyó una fortaleza árabe.

El castillo está situado al pie de  lo que fuera la calzada que recorría desde Zaragoza y Molina de Aragón hasta la antigua ciudad romana de Ercávica, hoy dentro del término municipal de Cañavate, muy cerca del embalse de Buendía.

Se trata de un original castillo sin muralla, que estaba defendido por un profundo foso excavado en la piedra.

Muy cerca de allí existen unas cuevas que se sitúan en el tiempo en la Edad del Bronce o Neolítico, un dato aún sin confirmar. Cuentan que en la zona de Cañaveruelas, muy cerca de Villar del Infantado, se encuentran los restos del monasterio servitano fundado en el siglo VI por un monje bizantino, del norte de Africa, que cuando comenzó la persecución a los cristianos por parte de los vándalos arrianos, se trasladó al reino visigodo de Toledo junto con setenta monjes y una gran cantidad de libros, se llamaba San Donato el Africano.

En el entorno de este monasterio, y en un radio de alrededor de 20 kilómetros, se encuentran más de treinta eremitorios hechos por los anacoretas o eremitas de los siglos VI y VII. Las cuevas situadas al pie del castillo de Maus, bien podrían formar parte de este conjunto de cuevas talladas en la piedra, entre las que se encuentra la propia tumba de San Donato, tal como lo relató en su día el que fuera arzobispo de Toledo, San Ildefonso, hoy patrono de la ciudad.

Sin embargo a Villar del Infantado no siempre se le ha conocido por este nombre. Hasta el siglo XIX su nombre era Villar del Ladrón y como tal figura en las relaciones de Pascual Madoz, elaborado entre 1845 y 1850. El motivo de su cambio de nombre durante el siglo XIX es algo que nadie ha sabido aún explicar.

P. Moratilla

 


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