ORGAZ entre señores y condes

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Ferrán Yuanes Beni Abd El Malik era un mozárabe llegado a la ciudad imperial para ejercer de Notario, que provenía de una familia acomodada y era conocido como Alfadilla. Su buena posición social le permitió donar al cabildo catedralicio las posesiones que su esposa tenía en la localidad de Yepes, así como las rentas de la venta de grano de una explotación heredada de una tía. Fue nombrado Alcalde Mayor de Toledo y poco después compró la toledana villa de Orgaz a la Parroquia de Santo Tomé.

Sus influencias o sus donaciones hicieron que Fernando III El Santo le otorgara el título de Señor de Orgaz en el año 1220. El título fue pasando a sus herederos. El IV Señor de Orgaz, era su biznieto, Gonzalo Ruiz de Toledo que nació en Toledo ya en tiempos de Alfonso X El Sabio.  Fue un hombre piadoso y benefactor de la parroquia de Santo Tomé, que reedificó y amplió. En su testamento dejó la orden que debían cumplir los vecinos de Orgaz: pagar cada año al cura, ministros y pobres de la parroquia 2 carneros, 8 pares de gallinas, 2 pellejos de vino, 2 cargas de leña, y 800 maravedís.

Este es el mal llamado «Conde de Orgaz» del célebre cuadro del Greco, ya que no era conde sino Señor de Orgaz. Cuentan que el cuadro representa el milagro acaecido durante el entierro del Señor de Orgaz, cuando San Esteban y San Agustín bajaron del cielo expresamente para enterrar personalmente a Gonzalo Ruiz de Toledo, mientras en el cielo se esperaba su alma.

Fue años después cuando Carlos I concedió el título de Conde de Orgaz a uno de sus descendientes llamado Álvaro Pérez de Guzmán y Suárez de Mendoza, casado con una nieta de Pedro I, que hasta ese momento era Señor de Orgaz y de Santa Olalla.

Él fue quien en el siglo XIV mandó construir el castillo de Orgaz. Unos dicen que sobre una edificación anterior del siglo XII, otros dicen que no, que esta edificación del siglo XII existía pero ubicada en otro lugar.

Durante el levantamiento comunero, el castillo, fue utilizado por los vecinos del lugar como refugio, unos dicen que fue incendiado en tiempos de Carlos I, mientras que el actual conde de Orgaz, Gonzalo Crespí de Valldaura, afirma con rotundidad que no es cierto, que estos acontecimientos fueron en Mora, y que en Orgaz las cosas no fueron tan terribles. Datos que deben tenerse en cuenta ya que Crespí de Valldaura defendió en 2014 una tesis doctoral sobre el señorío medieval de la villa.  Su familia tuvo la titularidad del castillo hasta principios del siglo XX, cuando su estado ruinoso les llevó a intentar demolerlo, aunque en la década de los 70, fue adquirido por un particular valenciano de apellido Llopis  que lo reedificó interiormente y restauró su exterior.

El Sr. Llopis dio en herencia el castillo a su hija Gemma, quien desgraciada y relativamente joven falleció en enero de 2011. En su testamento, Gemma concedió el castillo al pueblo de Orgaz, el continente aunque no el contenido. Pero el Sr. LLopis sólo sacó del interior todo lo íntimo y personal de su hija, dejando ornamentos, muebles, cuadros, armas antiguas, etc. Un gesto que el pueblo siempre agradecerá y que merece ser modelo para otros castillos «del olvido» de nuestra tierra, como el de Montalbán o el de Maqueda, solo por poner algunos ejemplos.

P. Moratilla


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