FIESTA DE LA VACA en San Pablo de los Montes

Por su nombre pudiera parecer que se trata de algún encierro o algún espectáculo taurino, idea que se ve acrecentada por el alto índice de reses que existen en el término municipal, pero nada más lejos de la realidad.

Se trata de una fiesta que se celebra desde tiempos ancestrales en la localidad toledana de San Pablo de los Montes en plenos Montes de Toledo, cada 25 de enero.

La fiesta conmemora la conversión de San Pablo, patrón del lugar, y está declarada de Interés Turístico Regional.

Todo comienza dos días antes cuando “los quintos” salen a correr las calles de municipio haciendo sonar los cencerros. La noche anterior se enciende una luminaria u hoguera que ha sido previamente preparada por estos, donde los vecinos se reúnen a comer chocolate y bailar.

El día grande, el “de la Vaca” todo el pueblo come “tostones” y bebe “limonada”, aunque antes es necesario recorrer el pasillo que ellos mismos crean desde la Plaza del Ayuntamiento, perseguidos por una “vaca”, que no asusta,  no da cornadas, ni peligra la vida de nadie, ni animal ni persona, porque esta vaca no es más que un palo al que se le han colocado las astas adornado con cintas entrelazadas, flores y espejos.  

Existen una serie de personajes habituales e indispensables para poder celebrar la fiesta, además de la vaca. Es necesaria la presencia de “El vaquero” que es quien porta “la vaca”, vestido de traje corto con sombrero de ala ancha. Además está “la Madre Cochina”, de la que si eres mujer y llevas falda, debes mantenerte alejada. La Madre Cochina es un hombre disfrazado de mujer que asedia a las jóvenes amagándoles con levantarles las faldas.

Entre ellos además se mueve “El Escobones” que es quien, armado de una escoba, se encarga de limpiar los “presuntos” excrementos de la Vaca y todo ello aderezado con la algarabía de los “Cencerros”, que son aquellos jóvenes que se han colgado este artilugio para armar un auténtico alboroto.

A la fiesta de la Vaca no le falta originalidad, y es incalculable el tiempo en el que los vecinos de la preciosa localidad llevan celebrando esta tradición, que seguro les ha dado muy gratos recuerdos.

P. Moratilla


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