Hay un dicho en Daimiel que dice. “Más se perdió en Barajas que se perdió un pueblo entero”.
Cuentan las crónicas que la aldea de Barajas desapareció por diversas disputas suscitadas en el seno de la comunidad de la Orden de Calatrava en el año 1443.
El pueblo se ubicaba a los pies del cerro de las Cabezas a 6 kilómetros de Daimiel. En 1442 se dio por muerto al maestre Luis de Guzmán, y Juan Ramírez de Guzmán, comendador mayor de Castilla, intentó hacerse con el cargo y ser su sucesor. Para ello se apoderó de los Castillos y de las Villas que pertenecían al maestrazgo, mientras Fernando de Padilla, clavero de la Orden, tenía las mismas aspiraciones.
Ambos hombres se encontraron en Barajas, donde se inició una terrible batalla. Cuenta la tradición que ambos hombres pelearon durante 3 horas, sin que ninguno de ellos pudiera alzarse con la victoria, hasta que finalmente venció Padilla y tomó prisionero al maestre Juan Ramírez.
Cuentan que los pobladores del lugar de Barajas, tras enterrar a todos los muertos y ver arrasadas sus casas y cosechas, abandonaron el lugar para ir a Daimiel y dar cuenta del desastre al comendador, con el objetivo de no volver nunca más al lugar.
Aquí nació la frase utilizada en la zona para referirse a las malas cosechas o los desastres naturales “Mas se perdió en Barajas que se perdió un pueblo entero”.
Sin embargo los libros de historia cuentan que tras la muerte de Luis de Guzmán fue elegido Fernando Padilla como 27 titular del maestrazgo, pero el rey, Juan II, no estuvo conforme con esta decisión e intentó anular el nombramiento para hacerlo en favor de Alfonso de Aragón, hijo del rey de Navarra, aunque Fernando contaba con el apoyo del príncipe de Asturias.
En la batalla vivida en Barajas Fernando fue herido accidentalmente por uno de sus hombres falleciendo días después, por lo que finalmente el maestrazgo pasó a manos de Alfonso de Aragón, aunque el último maestre del lugar fue precisamente el hermano de Fernando de Padilla
P. Moratilla
Agua Luz y Viento 