LOS NAVALUCILLOS, una imperdonable confusión

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Hace tiempo, en mi analfabetismo municipalista confundía, por la sonoridad de los nombres Yuncos, Yunclillos y Yuncler y no eran los únicos pueblos de Toledo que mezclaba, también me ocurría con  Navahermosa, Los Navalmorales y Los Navalucillos, hasta el punto que cierto día y en público dije micrófono en mano Navalucillos, cuando en realidad quería decir Navalmorales. Algo imperdonable para algunos vecinos, debido a la rivalidad existente entre estos tres preciosos lugares.

Hoy distingo perfectamente cada uno de ellos incluso a ciegas, solo por su olor, aunque todos ellos además de estar muy cerca y tener parte de una historia común, están envueltos en el aroma de la Jara. Navahermosa y su castillo, los chocolateros de los Navalmorales y la Cascada del Chorro en los Navalucillos.

Situado en las faldas de los Montes de Toledo, y con gran parte de su término municipal dentro del Parque Nacional de Cabañeros, se encuentra Los Navalucillos, cuyo topónimo significa «el llano de los sepulcros», aunque no se sabe muy bien cuál de los dos grupos de sepulcros históricos del municipio le dio el nombre, si el visigodo de pizarra o el excavado en granito.

La historia y los cambalaches históricos de señores y reyes, regaló Los Navalucillos a gentes que probablemente nunca supieron lo que tenían. Así en el siglo XIV Alfonso VIII donó a Alfonso Téllez la villa de Montalbán, de la que en aquel momento Los Navalucillos formaba parte.

Poco después Pedro I otorgó el señorío de Pusa a Diego Gómez, cuando Los Navalucillos formaba parte de él.

En 1833 el lugar adquiere identidad propia tal como lo conocemos hoy, por la unión de dos municipios, Los Navalucillos de Toledo y Los Navalucillos de Talavera. Un origen que se asimila en gran  manera al de Los Navalmorales, fruto de la unión de dos lugares distintos pero tan juntos que llegan a ser solo uno. Eran los tiempos en los que existía en el lugar una fundición de hierro, creada por José Safont, en la zona de El Mazo, junto al río Pusa, que se abastecía con las minas de la localidad, pero también con la mina de La Herrera, situada en la localidad vecina de Los Navalmorales.

José Safont, era un empresario catalán que se enriqueció con las tierras de Castilla, compradas por su padre en lotes a bajo precio, gracias a la desamortización de Mendizábal. Tierras heredadas a la muerte de este y a las que supo sacar partido.

Pero lo que hace original a Los Navalucillos, es su espacio natural en el valle del río Pusa, que incluye el pico más alto de la provincia llamado el Carocho Rocigalgo, con 1.448 metros de altitud. Este impresionante escenario natural, le ha valido a la localidad, tener protegido gran parte de su territorio, dentro del Parque Nacional de Cabañeros, en el que se incluye la Cascada de El Chorro, un espacio inigualable. Un oasis en un rincón de los Montes de Toledo. Una catarata de 18 metros de altitud a la  que apenas llega el sol por la abundante vegetación de la zona, lo que le hace un lugar muy especial, húmedo y pleno de un agua fría y cristalina de la que beben los navalucillenses.

Conocidos todos estos rincones incomparables, es imposible y sería realmente imperdonable volver a confundir Navahermosa, con Los Navalmorales y Los Navalucillos, tres de las joyas de los Montes de Toledo.

P. Moratilla

 

 

 


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