“Los hombres de Vox”

Escuchar a Vox en el Congreso es como retrotraerse a los tiempos posteriores a la Guerra Civil. Su lenguaje y sus ideas siguen estando anclados en los discursos belicistas del pasado, en el que el dictador “ordenaba” cómo se debía vivir en España.

Escuchar a Vox es como no avanzar, no adaptarse a los tiempos e intentar doblegar el ordenamiento jurídico tal como lo hizo su predecesor, amoldando las leyes a criterios esperpénticos alejados del concepto de Justicia.

El pasado 25 de noviembre, la formación de ultraderecha se quedó sola en la puerta del Congreso de los Diputados, porque ellos no creen que exista violencia de género. Era llamativo comprobar como la imagen de los diputados de Vox, solos, se comparaba con la imagen oficial del Congreso, en la que podía verse a todos juntos y sin excepción, porque si hay un tema de debate que une a todos los políticos que configuran el arco parlamentario actualmente, es precisamente la violencia de género.

Pero si tuvieron la osadía de presentar una moción de censura, y quedarse solos en el hemiciclo, ¿cómo no van a tener la desfachatez de presentar una ley que va contra la ley que penaliza la violencia de género?

La defensa de su proposición no de ley de “violencia intrafamiliar”, realizada por la diputada Carla Toscano,  tenía el objetivo, según sus palabras, de “deshacer y enmendar los abusos de la ley contra la violencia de género”, pero su defensa llevó a coser temporalmente las heridas de PSOE y Podemos, las de Podemos con el PP; y era capaz de unir en una sola voz a PSOE, PP y CS, con todos los partidos independentistas, para alzar una única voz, “alta y clara” contra la propuesta no de Ley de la ultraderecha de Vox.

Toscano utilizó burdos argumentos intentando investirlos de dignidad que no solo no consiguió, sino que perdió en su defensa, realizando afirmaciones como que “solo protege a la mujer” y que “ustedes ya no saben que es una mujer con la ley trans, donde un hombre es susceptible de esa protección porque se siente mujer”. Sus palabras quedaron silenciadas por los nombres de las más de mil mujeres que han perdido la vida a mano de sus parejas, leídos en voz alta por los diputados y diputadas de todos los grupos parlamentarios, rodeados de los aplausos de quienes les escuchaban, excepto de los diputados de Vox.

Si hay una verdad que hoy es palpable y manifiesta en la política española de este siglo XXI es que “la violencia de género es un hecho”, que defienden “todos los grupos parlamentarios del Congreso de los Diputado” a excepción de quienes presumiendo de “libertadores de la patria” siguen sometiendo a las mujeres, hasta el punto de que la propia diputada, Toscano, se autodenominó “hombre” al citar una frase del escritor Chesterton, más conocido como el príncipe de las paradojas: “A cada época la salva un pequeño puñado de hombres que tienen el coraje de ser inactuales” y continuó diciendo “Vox somos ese puñado de hombres”.

Este martes supimos que Macarena Olona, Rocío Monasterio y la propia Carla Toscano son hombres o al menos como tal se definen.

¿Quiénes son los votantes de ese puñado de hombres? ¿Quiénes están tan ciegos para no ver su error? ¿Son solo hombres quienes les votan? Y lo que es peor ¿Qué ocurriría si ellos gobernasen?

… Luisa Fernanda, Dolores, Irina, Jennifer Irene, Mercedes, Lourdes, Kadija, Maria del Mar, Manuela, Concepción, Mónica, Nieves, Juana Maria…

P. Moratilla


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