FELIX SANZ ROLDÁN, y su manifiesto «sentido del deber»

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Cuando hablamos de castellano-manchegos, siempre se intenta hacer una incursión en su vida privada menos conocida por la opinión pública. Unas veces es más fácil que otras, pero en esta ocasión la vida privada es una página en blanco, por lo que toda conclusión saldrá del desarrollo de su actividad laboral, o mejor dicho en este caso militar.

Hablo de Félix Sanz Roldán. Un hombre que ha sido Jefe del Estado Mayor de la Defensa entre 2004 y 2008 y Director del CNI desde 2009 hasta 2019. Un castellano-manchego, nacido en 1945 en la localidad conquense de Uclés.

Félix inició su carrera militar en 1962 en la Academia General Militar de Zaragoza y fue subiendo en el escalafón militar a partir de 1966 en que se convirtió en teniente, después fue capitán y también comandante con cuyo cargo fue nombrado agregado militar en la Embajada de España en Washington DC.

En 1997 ya era Coronel y un año más tarde General de Brigada para ser en 2004 Teniente General y Director General de Política de Defensa, mientras se seguían sucediendo los peldaños de su carrera militar con los cargos de Jefe del Estado Mayor de la Defensa y General del Ejército compaginando sus funciones con la de alto representante para la Presidencia Española en la Unión Europea, cargo que depende directamente del presidente del Gobierno.

En el año 2009 bajo el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero fue nombrado director del CNI, cuando José Bono era ministro de Defensa. Es de destacar la forma en la que el ex-presidente de Castilla-La Mancha, lo describió en alguna ocasión «muy leal», «ejemplar», «astuto», «de derechas» e «inteligente, diestro en las relaciones sociales y bien preparado«. Una descripción que da mucho para la reflexión, sobre todo viniendo de donde viene.

Su cargo como director del CNI fue ratificado durante el Gobierno de Mariano Rajoy e incluso Pedro Sánchez lo mantuvo en el cargo hasta la caducidad del mismo el pasado año. Sanz Roldán ha desempeñado durante todo este tiempo uno de los puestos más delicados del Estado que, del que El Mundo dice que, requiere prudencia y arrojo; capacidad de análisis y de improvisación; frialdad y nervios de acero; disciplina y mérito, pero sobre todo «sentido del deber» y «saber callar».

Algo que ha quedado acreditado en el desempeño de su cargo, aun habiendo tenido que resolver sobre temas tan controvertidos como la amenaza terrorista, el accidente del Yack 42, la sorpresa de Corinna y también la crisis separatista catalana.

Preguntado nuestro protagonista sobre el trabajo realizado, deja claro que su trabajo «ha sido el trabajo más interesante que existe, poder servir a España y a los españoles desde el silencio y sin que nadie pueda atribuirme absolutamente ningún éxito. Si hubiera otra vida, me gustaría vivir algo similar«.

Y es que este trabajo no ha pasado desapercibido, por este motivo, ahora de nuevo en su tierra, ha sido nombrado presidente del Consejo Social de la Universidad de Castilla-La Mancha a propuesta de Emiliano García-Page.

Un castellano-manchego del que sin duda esta tierra, se siente muy orgullosa.

 


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